El estrés es un arma de doble filo en nuestras vidas ya que es una reacción física y mental ante las experiencias que vivimos. De acuerdo con AIS (The American Institute of Stress), el estrés agudo o a corto plazo, es un elemento clave para la supervivencia. Esta reacción natural hace que el hipotálamo emita una señal a las glándulas suprarrenales para que liberen adrenalina y cortisol, las hormonas del estrés que elevan el ritmo cardíaco, la respiración y, aumentan la atención y la velocidad de reacción. “De este modo los músculos responden rápidamente ante situaciones peligrosas, emocionantes o nuevas, como un cambio de trabajo, esquiar en una pendiente o una pelea con tu pareja'' comenta Ingrid G. Seedorf, fisioterapeuta en la clínica de rehabilitación Macholwer See, en Alemania.
Sin embargo, problemas en el trabajo, de dinero, salud o, estar en una relación infeliz, son algunas de las situaciones que pueden ocasionar estrés crónico con el que “el cuerpo se mantiene alerta por semanas o meses (incluso cuando ya no hay peligro), afectando a la salud y bienestar integral de la persona que lo padece” agrega Ingrid.
Tal es el caso de Nathalie A, quien tras semanas de un dolor de oído constante y visitas a distintos medicos concluyo que su dolor era una consecuencia de estres. “Fui al médico por una cosa y salí con otra totalmente distinta que además era causada casi en su totalidad por el estrés” comenta Nathalie. Los medicos que visitaba proponian soluciones que solo aliviaba su malestar de manera temporal. Fue hasta que un buen otorrinolaringólogo revisó bien su caso y le diagnosticó reflujo gástrico “el doctor me dijo tienes todos los síntomas de reflujo gástrico menos acidez”.
El reflujo gástrico es una de las formas en las que el estrés se manifiesta en nuestro cuerpo. Sin embargo, no es la única ya que el estrés también puede ocasionar:
Cansancio
Dolores de cabeza intensos
Depresión ansiedad
Acidez y problemas digestivos (diarrea o estreñimiento)
Debilidad en el sistema inmune/defensas bajas
Altos niveles de azúcar en la sangre y presión arterial alta
Tensión muscular, sobre todo en la zona del cuello y espalda
Rigidez mandibular
Amenorrea, disfunción eréctil y problemas de fertilidad
Variaciones inusuales de peso
Riesgo de sufrir diabetes, derrames cerebrales y ataques al corazón
Las hormonas segregadas por esta reacción natural afectan de muchas maneras a nuestro cuerpo ocasionando diversas reacciones que afectan a la salud.
El hacer ejercicio es una gran herramienta para combatir el estrés, radicar sus síntomas y prevenir sus riesgos. El ejercicio ayuda a liberar tensión y aumenta los niveles de endorfinas mejorando el estado de ánimo y del sueño, también calma los dolores musculares y de cabeza y previene las enfermedades cardiovasculares relacionadas con el estrés.
Los seres humanos somos diferentes con distintos gustos, estilo de vida y rutinas, es por esto que no hay un ejercicio específico ni tiempo establecido para reducir el estrés. “Si yo le sugiero a un paciente correr media hora, pero ese paciente odia correr, esta situación le va a causar más estrés en lugar de disminuirlo” explica Seedorf.
Lo más importante para que el ejercicio realmente te ayude a relajarte y combatir el estrés y sus síntomas es realizar aquel ejercicio que más te guste hacer: andar en bici, correr, nadar, yoga, crossfit, caminar, entrenamientos de fuerza, cualquier actividad física que disfrutes. También es muy importante apartar un espacio de tu tiempo durante el día o semana para realizar esta actividad y que así se convierta en un hábito de tu estilo de vida, y no sea algo que se realiza de manera esporádica.
Las técnicas de relajación como el mindfulness, la meditación y actividades en las que se controla la respiración como el yoga o pilates también ayudan a controlar los niveles de estrés en el cuerpo.
En el caso de personas que comienzan a realizar actividad física, es recomendable que consulten a su médico, fisioterapeuta o entrenador para que les hagan una evaluación y, de acuerdo a sus gustos y condición física, les aconseje determinados ejercicios y rutinas.
Después de conocer su diagnóstico, Nathalie hizo cambios en su vida y alimentación y, además de hacer yoga empezó a hacer ejercicio vigoroso “cosas que a mi me gustan, como correr”. Ahora su dolor de oído es una alarma que le avisa cuando está estresada por algo “entonces evaluó muy vida o mi semana y hago cosas para bajar ese estrés”.
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